En Cuba hubo toda una antigua tradición de entrenar cabras (chivas) como amas de cría para amamantar a niños pequeños. Eliza Mc Hatton-Ripley huyó con su familia y dos esclavos, de la guerra civil de USA, viviendo en Matanzas (Cuba) entre 1965 y 1975 en el ingenio azucarero "Desengaño"; en su libro "De bandera a bandera" (1869) escribe: “Visitando a una familia de nuestra vecindad, el bebé lloraba; inmediatamente entraba una cabra en la habitación, se echaba en el piso en posición conveniente para que el crío obtuviese su alimento, y el bebé aprovechaba la ocasión con tanta avidez como lo hubiera hecho de su propia madre. La cabra, después de haber cumplido su deber maternal, se separaba con cuidado del niño y desaparecía. Una cabra tan bien enseñada es objeto de gran estimación, y pasaba de una familia a otra como criandera mensual”. La leche de cabra, tenida popularmente como más digestiva que la de vaca, es tan diferente o más que ella de la de mujer, pues su composición centesimal de proteínas, grasa y lactosa es de 3,5 - 4,3 - 4,3 (leche de vaca: 3,2 - 3,8 - 5; leche de mujer 1 - 4 - 7). Este objeto lo presentamos también en la sección Postales. |